Constribuir con los conocimientos de las personas facilitando INFORMACIÓN.
sábado, 8 de marzo de 2014
Comparto con ustedes un tema educativo...
ORIENTACIÓN VOCACIONAL: EL
ASESORAMIENTO COMO AYUDA
De
entre los diferentes enfoques del asesoramiento vocacional (dinámicos, del
rasgo, rogeriano, evolutivos, conductual-cognitivo,...) optamos por el modelo
de orientación vocacional en el que el asesoramiento vocacional, siguiendo a
Rivas, sea entendido como un proceso de ayuda técnica que es solicitado por una
persona en situación de incertidumbre respecto a ciertas situaciones en las que
debe optar de algún modo, tomando una decisión.
Optar
por un asesoramiento que "ayuda" supone, en primer lugar, alejarse de
los modelos directivitas en los que alguien "aconseja", para
aproximarse a una concepción de aquél como facilitación; al mismo tiempo,
calificar a esa ayuda como "técnica" supone que el asesor estructura
sus actuaciones a partir de aportaciones científico-tecnológicas y no a partir
de "intuiciones" más o menos "artísticas" como elemento
primario.
Entender
el asesoramiento como facilitación, supone, a la vez, optar por el modelo en el
que el asesoramiento se entiende como un proceso encaminado a facilitar al
asesorado la toma de decisiones de forma personal, autónoma y autorresponsable.
Es decir, el asesor no es un individuo que "aconseja" desde su saber,
sino alguien que se compromete a colaborar con el decisor en la búsqueda
compartida de soluciones sin sustituirle. La función del asesor, será, por
tanto, proporcionar información apropiada (o la guía para su búsqueda) y
pertinente en cada caso y orientar al asesorado en el análisis y valoración de
la misma.
De
lo anterior se deduce que el asesoramiento, así entendido, puede, y debe
considerarse como un proceso de solución de problemas, en el que el asesor
colabora activamente guiando al asesorado en cada una de sus fases:
1ª
Identificación y definición apropiada.
2ª
Búsqueda y selección de estrategias.
3ª
Análisis valorativo de cada una de las estrategias.
4ª
Adopción de la estrategia más adecuada al caso.
Un
asesoramiento como actividad compartida, como hemos señalado antes, implica que
la relación asesor-asesorado debe ser una relación dinámica en la que el
primero, desde su formación científico-técnica y experiencia, trata
permanentemente de "mediar" en el proceso del segundo en la búsqueda
de soluciones.
Y
para finalizar, entendemos que el proceso de asesoramiento debe concebirse como
un proceso educacional-constructivo (Monereo y Solé, 1996); lo entendemos, por
tanto, como un proceso que tiene como meta la optimización de los procesos
educativos y parte de la base de que ello implica la máxima comunicación y
cooperación de los agentes implicados, así como la adopción de un enfoque
esencialmente preventivo.
TIPOS DE ASESORAMIENTO VOCACIONAL
Desde
los supuestos enumerados con anterioridad para definir nuestro modelo, el
asesoramiento vocacional de los alumnos constituye una actividad integrada en
el conjunto de la acción orientadora y tutorial, que tiene como fin
proporcionar ayuda y guía personalizada en la solución autónoma de problemas
relativos al desarrollo vocacional. No obstante, del mismo modo entendemos que
esa personalización ha de llevarse a cabo en dos niveles operativos, claramente
diferenciados, como señalan Vidal y Manjón (1997):
A) ASESORAMIENTO VOCACIONAL
GENERALIZADO.
Para llegar a responder a las necesidades de asesoramiento de todos y cada uno de los alumnos es necesario, al igual que en la enseñanza, la existencia de un primer nivel que "sirva" a la mayoría de ellos y cuya ejecución correspondería a los profesores y tutores (Santana y Álvarez, 1996). Es decir, que es necesario el diseño e implantación de programas de asesoramiento de carácter general, incluso inmersos en el currículo, para los alumnos tanto de la ESO como de Bachillerato. De esta manera, por ejemplo en la ESO, la orientación vocacional podría plantearse mediante la existencia de dos programas de asesoramiento generalizado: uno que se desarrollaría en el Primer Ciclo y 3º de la ESO dirigido a la elección de optativas, mientras que un segundo incidiría más en opciones profesionales, por la repercusión en la decisión del alumno, al finalizar la enseñanza obligatoria. En este plano incorporamos acciones importantes por parte del Departamento de Orientación del Centro tanto en aspectos de evaluación psicopedagógica, como de programas de información sobre optatividad y opciones profesionales. Llamamos la atención a que en la evaluación psicopedagógica se exploren, además de aptitudes y capacidades, aspectos de competencia curricular y muy especialmente intereses y preferencias profesionales, los planos motivacionales que el alumno maneja para su toma de decisiones... La información obtenida por parte del Departamento de Orientación debe ser revertida de una manera oficial en el Consejo Orientador que por supuesto "debe ser entendido como una propuesta colegiada del equipo educativo en la que, teniendo en cuenta las expectativas manifestadas por el propio alumno, se le recomendarían las opciones educativas o profesionales más acordes con sus capacidades, intereses y posibilidades". Dicho consejo orientador va firmado por el profesor tutor con el visto bueno del Director, pero se confecciona de forma colegiada por el conjunto de profesores con la colaboración del Departamento de Orientación, que entendemos debe decir mucho en apartados como capacidades, posibilidades de aprendizaje, intereses y preferencias personales, expectativas profesionales y el grado de ajuste entre el nivel de desarrollo y aprendizaje alcanzado por el alumno y las diferentes opciones educativas y profesionales. Es, pues, un aspecto que debemos trabajar con suma responsabilidad para seguir acreditando y afianzando la figura del Orientador en los Centros escolares.
Para llegar a responder a las necesidades de asesoramiento de todos y cada uno de los alumnos es necesario, al igual que en la enseñanza, la existencia de un primer nivel que "sirva" a la mayoría de ellos y cuya ejecución correspondería a los profesores y tutores (Santana y Álvarez, 1996). Es decir, que es necesario el diseño e implantación de programas de asesoramiento de carácter general, incluso inmersos en el currículo, para los alumnos tanto de la ESO como de Bachillerato. De esta manera, por ejemplo en la ESO, la orientación vocacional podría plantearse mediante la existencia de dos programas de asesoramiento generalizado: uno que se desarrollaría en el Primer Ciclo y 3º de la ESO dirigido a la elección de optativas, mientras que un segundo incidiría más en opciones profesionales, por la repercusión en la decisión del alumno, al finalizar la enseñanza obligatoria. En este plano incorporamos acciones importantes por parte del Departamento de Orientación del Centro tanto en aspectos de evaluación psicopedagógica, como de programas de información sobre optatividad y opciones profesionales. Llamamos la atención a que en la evaluación psicopedagógica se exploren, además de aptitudes y capacidades, aspectos de competencia curricular y muy especialmente intereses y preferencias profesionales, los planos motivacionales que el alumno maneja para su toma de decisiones... La información obtenida por parte del Departamento de Orientación debe ser revertida de una manera oficial en el Consejo Orientador que por supuesto "debe ser entendido como una propuesta colegiada del equipo educativo en la que, teniendo en cuenta las expectativas manifestadas por el propio alumno, se le recomendarían las opciones educativas o profesionales más acordes con sus capacidades, intereses y posibilidades". Dicho consejo orientador va firmado por el profesor tutor con el visto bueno del Director, pero se confecciona de forma colegiada por el conjunto de profesores con la colaboración del Departamento de Orientación, que entendemos debe decir mucho en apartados como capacidades, posibilidades de aprendizaje, intereses y preferencias personales, expectativas profesionales y el grado de ajuste entre el nivel de desarrollo y aprendizaje alcanzado por el alumno y las diferentes opciones educativas y profesionales. Es, pues, un aspecto que debemos trabajar con suma responsabilidad para seguir acreditando y afianzando la figura del Orientador en los Centros escolares.
B) EL ASESORAMIENTO
INDIVIDUALIZADO
El asesoramiento individualizado ha de constituir, desde el punto de vista vocacional, una realización que debería estar precedida por el asesoramiento generalizado que es propio de los grupos sociales, entre ellos la escuela. Para nosotros este tipo de asesoramiento debería ser el último escalón dentro de la función de asesoramiento que es propia de los orientadores escolares. El asesoramiento individualizado o Counseling ha sido entendido siempre como un proceso de ayuda solicitada, que podría ser matizada como ayuda aceptada, aunque el alumno no lo haya solicitado. Y ello, porque creemos que el asesoramiento individualizado de un alumno podría llegar a producirse por tres vías diferentes:
El asesoramiento individualizado ha de constituir, desde el punto de vista vocacional, una realización que debería estar precedida por el asesoramiento generalizado que es propio de los grupos sociales, entre ellos la escuela. Para nosotros este tipo de asesoramiento debería ser el último escalón dentro de la función de asesoramiento que es propia de los orientadores escolares. El asesoramiento individualizado o Counseling ha sido entendido siempre como un proceso de ayuda solicitada, que podría ser matizada como ayuda aceptada, aunque el alumno no lo haya solicitado. Y ello, porque creemos que el asesoramiento individualizado de un alumno podría llegar a producirse por tres vías diferentes:
-
Porque él mismo lo solicite.
-
Porque el tutor/tutora lo derive hacia el orientador.
-
Porque sea detectado por el orientador como sujeto de alto riesgo.
Como
señalan Vidal y Manjón (1997) el asesoramiento vocacional, tanto generalizado parte
integrante (y coherente, por tanto) del conjunto de medidas educativas
dirigidas al alumno.
4)
Como una actividad de "segundo escalón", que nunca debe suplir, sino
complementar al resto de medidas de personalización más generales.
5)
Un proceso voluntariamente aceptado por el alumno sin presiones, ya sea porque
surge de una petición propia, ya porque profesores y/u orientadores han llevado
a cabo una labor de conciliación previa acerca de una necesidad real, pero no
sentida como tal por parte del alumno.
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